Conocí a Mike en una página de osos.
Primero intercambiamos algunos mensajes y después chateábamos casi a diario por
Skype. Tendría unos 50 años, moreno y con una barba oscura en la que ya
asomaban tímidamente unas canas. Grande, musculado y con el cuerpo cubierto por
una espesa capa de vello. Vamos, que Mike era un osazo tremendo. Tenía un
rostro duro, curtido por la vida y con cara de pocos amigos. Cuando charlábamos
(y guarreabamos) a distancia casi siempre fumaba un gran puro que iba
saboreando despacio, muy despacio. A veces también se ponía un vaso de whisky,
por lo que el conjunto tenía una aparencia… tremenda.
Yo me moría por estar alguna vez
con él, pero la distancia, unos 500 kilómetros, nos separaba. Pero un día me
dijo:
-
Si quieres puedes venir este fin de semana a mi
ciudad y nos conocemos. Me encantaría tenerte a mi merced – y una sonrisa
maliciosa se dibujó en su hermoso rostro
-
A mí también. Me gustaría que me dieses caña, ya
sabes, hacer lo que tú me mandes.
-
Ummm...suena bien. Yo sabré como tratarte para
que disfrutes y goces con un machote como yo. Ahora que lo pienso, tengo un
amigo que también podría jugar con nosotros. ¿Te gustaría que dos tiarrones te
diesen tu merecido?
-
¡¡Siii!! – contesté cada vez más nervioso –
prepararé el viaje cuanto antes para estar ahí la semana que viene
Dicho y hecho. El viernes
siguiente me encontraba frente a la puerta de su casa, en la dirección que me
había indicado. Al abrir la puerta me encontré con Mike. Si por internet
parecía una bestia, en directo impresionaba aún más. Llevaba un vaquero
ajustado y estaba desnudo de cintura para arriba. Me impresionaron sus pezones,
puntiagudos y duros como piedras. Como no, tenía un grueso cigarro puro entre
los labios.
-
Pasa, cachorro (así me llamaba en nuestras
conversaciones) – y me dio una fuerte
palmada en el trasero mientras atravesaba la puerta – Este es Jack
Jack era como Mike, pero más
joven. Tendría unos 30 años, como yo. Muy guapo, con una barba fina. Llevaba
pantalón vaquero y por arriba una camisa sin mangas abierta, mostrando un pecho
peludo y una barriga cervecera, aunque dura. En uno de sus pezones lucía un
piercing. Al igual que Mike, tenía un puro en la boca. Me sonrió levemente,
antes de volver a ponerse serio.
-
Bueno, no vamos a perder más tiempo con las presentaciones.
Hemos venido a lo que hemos venido – dijo Mike, con una voz grave y un tono
dominante
Y agarrándome de la cabeza, me
obligó a agacharme ante él. Se abrió la bragueta y del interior de su
calzoncillo blanco se sacó la polla, una hermosa herramienta de 20 centímetros,
que ya estaba bien dura. La había visto infinidad de veces a través de la
pantalla, pero al tenerla tan cerca parecía aún más grande.
Sin mediar palabra, me obligó a
metérmela hasta el fondo de la boca. Sentí una arcada, pero me contuve para no
parecer débil en aquella situación. Apenas me cabía en la boca, pero en cuanto
pude respirar, empecé a chuparla como si de un biberón se tratase
-
Qué bien la chupas cabrón!! – dijo Mike,
mientras saboreaba su puro – No esperaba menos de ti. Y me agarró con fuerza la
cabeza, para acompasar el movimiento.
Mientras Jack observaba con su
cipote en la mano, esperando a que Mike le diese alguna orden. Su herramienta
no era tan grande como la Mike, pero era bien gorda y estaba por encima de la
media.
-
Vamos a ponerte
en pelotas, para que estemos todos más cómodos y podamos jugar mejor.
Me agarró con sus poderosos
brazos como si fuese un muñeco y me tiró sobre el sofá. Se acercó y me abrió la
camisa de un golpe, arrancándome la mayoría de los botones. Mientras me
manoseba el pecho, terminó de quitarme la camisa y a continuación me ordenó que
me quitase el calzado. Lo hice lo más rápido que pude y al terminar, me agarró
los pantalones y me los sacó de abajo hacia arriba. Como no llevaba gallumbos,
me quedé en pelota picada en menos de un minuto.
-
Umm, estás realmente bueno!!! Me parece que Jack
y yo lo vamos a pasar en grande contigo.ba
Sin tiempo a contestar, volvió a
cogerme y me tumbó sobre una pequeña mesa que había en mitad de la habitación.
-
Jack, vete preparando el ojete del cachorro, que
lo quiero bien abierto para mí.
Jack, entró por fin en acción y
obedeció sin rechistar. Se agachó ante la mesa y abriéndome bien las piernas,
soltó un sonoro escupitajo antes que acercar su lengua a mi culo. Poco a poco
fue repartiendo la saliva con ayuda de la lengua, antes de meterla en el fondo
de mi ano. La sensación era brutal, con aquel animal trabajándome en culo,
mientras gruñía de placer.
Mike, tampoco se estaba quieto.
Con una mano sujetaba el puro que de vez en cuando se llevaba a la boca, para
dar un profunda calada y soltar una espesa nube de humo. Con la otra mano,
retorcía mis pezones, primero uno y después el otro, para que se pusiesen más
duros si cabe. Y por si fuera poco colocó sus portentosos huevos encima de mi
boca para que los chupase. Yo los atrapé como pude con la boca y me los metí
enteros tirando de ellos. Mike soltó un bufido de placer. Una vez terminada la
comida de huevos, volvió a meter su tremendo cipote en mi boca para que lo
succionase, cosa que hice con mucho gusto.
-
Creo que ha llegado el momento de recibir tu
primera follada, cachorro – y guiñó a Jack como dándole permiso para me
penetrase.
Jack se lo tomó con calma. Una
vez hubo humedecido bien mi ojete con su lengua, introdujo dos dedos y me dio
un suave masaje. Pero a continuación, se puso de pie y después de soltar un
bufido me penetró con la fuerza de un toro. Su brutal embestida me hubiera
echado de la mesa sino fuera porque Mike me agarraba con sus poderosos brazos.
El dolor que sentí fue tan intenso que no puede reprimir un pequeño grito de
dolor, aunque no por ello solté el delicioso rabo de Mike.
-
Aguanta cabrón. ¿No querías caña? Pues ahí
tienes caña – y soltó una carcajada, antes de dar otro chupada a su puro.
Jack seguía la suyo, follándome una
y otra vez, a veces más suave y otras veces más fuerte, mientras en su hermoso
rostro se dibujaba una maliciosa sonrisa.
De repete Mike, sacó su polla de
mi boca y se giró 180 grados, dándome totalmente la espalda
-
Ahora vas a probar otra parte de mi cuerpo que
te va a encantar – y bajándose más el calzoncillo blanco de algodón posó su
enorme culo peludo sobre mi cabeza. La raja quedó justo encima de mi boca, por
lo que rápidamente empecé a lamer su ojete.
-
Hostias, cabrón!! También saber comerte un culo
sabroso como el mío. Si sigues portándote así de bien, te dejaré que metas algo
más que tu lengua en mi agujero.
Yo apenas podía escuchar sus palabras en la posición en la
que estaba y con el trabajo que tenía: aguantar las embestidas de Jack en mi
culo y saborear aquel delicioso manjar que Mike balanceaba sobre mi cabeza
Así estuvimos durante varios minutos, hasta que Mike volvió
a hablar con su voz enérgica
-
Creo que ya estás preparado para recibir mi
tranca. Buen trabajo, Jack
Al pasar junto a mí, acercó su
rudo rostro a mí cara y soltó una bocanada de humo. A continuación, acercó los
labios y atrapó los míos, fundiéndonos en un beso salvaje, en el que nos comimos
las bocas. Se reincorporó y se puso delante de mí con la polla bien tiesa. Sin
mediar palabra, introdujo su puro en mi ojete y le dio un par de vueltas, antes
de sacárselo y metérselo en la boca, saboreándolo lentamente
-
Umm, que rico está el puro después de pasarlo
por el culo de un cachorro como tú. Pero bueno, vamos al tajo.
Y sin mediar más palabra, agarró
mis dos piernas, las separó más todavía y colocando la punta de su pollón en la
entrada de mi culo, dio un fuerte golpe de cadera y lo metió hasta dentro de
una sola vez, hasta el fondo. Si la embestida de Jack había sido brutal,
aquella me dejó casi sin respiración. Quería gritar por el dolor, pero me mordí
los labios aguantando. No quería que aquellos animales me tomasen por un tipo flojo.
Mike sacó suavemente su polla y
volvi
ó a meterla otra vez con fuerza, aunque ahora empezó a bombearme una y otra
vez, como si estuviese poseído, mientras mordía el puro que tenía en la boca.
Yo ya no sentía dolor, sino un intenso placer que estremecía todo mi cuerpo.
Jack, mientras, observaba a mi lado, manejando arriba y abajo su hermoso tarugo
-
Cabronazo!!! Vaya culo que tienes!!! Es lo que
mejor que me he follado en bastante tiempo… bueno, mejorando lo presente – y guiñó
a Jack para que no se sintiese agraviado
No sé cuanto duró aquello, si
minutos u horas. Yo estaba con los ojos cerrados, disfrutando como un enano,
hasta que abrí los ojos y me encontré con la hermosa sonrisa de Jack, que había
relevado a Mike en la follada con el mismo ímpetu. Este empezó a mordisquearme
los pezones y sentí un intenso dolor ya que parecía que iba a arrancármelos. Se
reflejó un pequeño gesto de dolor en mi cara y
Mike cambió los mordiscos por chupeteos. A continuación, empezó a
chuparme la punta del rabo y poco fue metiéndoselo en la boca hasta atraparlo
por entero. Al igual que con las embestidas le gustaba jugar duro y empezó a
succionarme el rabo como si me lo fuese a arrancar. Pero poco a poco fue
bajando el ritmo, hasta encontrar el punto perfecto.
De repente Jack empezó a empujar
con más fuerza y su rostro empezó a desencajarse, jadeando cada vez más.
-
Así, mi campeón!! – dijo Mike a la vez que
soltaba mi rabo – Dale toda tu leche a este cabrón.
Un sonoro gruñido salió desde lo
más profundo de su garganta mientras su polla explotaba de mí en una corrida
bestial. Jack seguí empujando y gruñendo, mientras Mike miraba la escena con su
puro en la boca y con una amplia sonrisa en la boca.
Una vez hubo descargado su
depósito, se echó sobre mí y empezó a comerme la boca de forma apasionada,
mientras Mike acariciaba nuestras cabezas con firmeza, pero al mismo tiempo con
cariño. En ese momento empecé a notar que un liquido caliente empezaba a mojar
mi cara. Mike había apuntado su manguera hacia nosotros y había empezado a
orinarnos.
-
¡¡Joderos, cabrones!! – dijo Mike – aunque en
realidad besarnos empapados era todavía más excitante para Jack y para mí
Mike terminó de soltar su chorro
de pis y dándole a Jack una fuerte palmada en el culo, lo apartó de mí
-
Ahora quiero vaciar otro deposito, que lo tengo
bien cargado
Se arrodilló ante mí y separándome
bien las nalgas, me metió un dedo por el ojete. Se sacó el dedo con restos de
la corrida de Jack y lo utilizó para lubricarme mejor. Cuando terminó con el
ritual se puso de pies y después de darme un par de azotes en el culo metió su
pollón dentro de mí. Esta vez la impresión no fue tan fuerte y además yo ya
estaba dispuesto a recibir cualquier cosa.
-
¡¡Pajéate mientras te follo!! – me ordenó con su
vigorosa voz – a lo que obedecí sin rechistar y agarré mi tranca para menearmela
sin parar.
Mike
parecía poseído y su rostro mostraba su aspecto más fiero, mientras me bombeaba
una y otra vez, como si fuese un verdadero martillo pilón. Bumb, bumb, bum…una
y otra vez.
-
¡Voy a correrme, cabrón! Disfruta de mi leche
calentita – apenas pudo acabar la frase porque su pollón entró en erupción,
inundando mi interior. Y aquello actúo como un resorte sobre mi polla, que soltó
un chorretón de leche que casi llega hasta el techo.
Mike
siguió bombeándome hasta que hubo vaciado del todo sus pelotas. Después sacó el
rabo y esparció las últimas gotas de la corrida sobre mi pecho.
- - Ha sido increíble, cachorro, te has portado como
un auténtico campeón
Jack se
acercó y los tres nos fundimos en un beso que duro varios minutos
Esto ocurrió hace cinco años.
Ahora Jack y yo somos pareja y vivimos juntos. Pero Mike nos visita a menudo y
disfrutamos juntos, recordando aquella increíble primera vez.
PINONE


1 comentario:
Me encanto está historia!
Publicar un comentario