lunes, mayo 13, 2019

SMOKING BEARS


Conocí a Mike en una página de osos. Primero intercambiamos algunos mensajes y después chateábamos casi a diario por Skype. Tendría unos 50 años, moreno y con una barba oscura en la que ya asomaban tímidamente unas canas. Grande, musculado y con el cuerpo cubierto por una espesa capa de vello. Vamos, que Mike era un osazo tremendo. Tenía un rostro duro, curtido por la vida y con cara de pocos amigos. Cuando charlábamos (y guarreabamos) a distancia casi siempre fumaba un gran puro que iba saboreando despacio, muy despacio. A veces también se ponía un vaso de whisky, por lo que el conjunto tenía una aparencia… tremenda.

Yo me moría por estar alguna vez con él, pero la distancia, unos 500 kilómetros, nos separaba. Pero un día me dijo:

-   Si quieres puedes venir este fin de semana a mi ciudad y nos conocemos. Me encantaría tenerte a mi merced – y una sonrisa maliciosa se dibujó en su hermoso rostro

-   A mí también. Me gustaría que me dieses caña, ya sabes, hacer lo que tú me mandes.

-   Ummm...suena bien. Yo sabré como tratarte para que disfrutes y goces con un machote como yo. Ahora que lo pienso, tengo un amigo que también podría jugar con nosotros. ¿Te gustaría que dos tiarrones te diesen tu merecido?

-   ¡¡Siii!! – contesté cada vez más nervioso – prepararé el viaje cuanto antes para estar ahí la semana que viene

Dicho y hecho. El viernes siguiente me encontraba frente a la puerta de su casa, en la dirección que me había indicado. Al abrir la puerta me encontré con Mike. Si por internet parecía una bestia, en directo impresionaba aún más. Llevaba un vaquero ajustado y estaba desnudo de cintura para arriba. Me impresionaron sus pezones, puntiagudos y duros como piedras. Como no, tenía un grueso cigarro puro entre los labios.

-   Pasa, cachorro (así me llamaba en nuestras conversaciones)  – y me dio una fuerte palmada en el trasero mientras atravesaba la puerta – Este es Jack

Jack era como Mike, pero más joven. Tendría unos 30 años, como yo. Muy guapo, con una barba fina. Llevaba pantalón vaquero y por arriba una camisa sin mangas abierta, mostrando un pecho peludo y una barriga cervecera, aunque dura. En uno de sus pezones lucía un piercing. Al igual que Mike, tenía un puro en la boca. Me sonrió levemente, antes de volver a ponerse serio.

-   Bueno, no vamos a perder más tiempo con las presentaciones. Hemos venido a lo que hemos venido – dijo Mike, con una voz grave y un tono dominante

Y agarrándome de la cabeza, me obligó a agacharme ante él. Se abrió la bragueta y del interior de su calzoncillo blanco se sacó la polla, una hermosa herramienta de 20 centímetros, que ya estaba bien dura. La había visto infinidad de veces a través de la pantalla, pero al tenerla tan cerca parecía aún más grande.

Sin mediar palabra, me obligó a metérmela hasta el fondo de la boca. Sentí una arcada, pero me contuve para no parecer débil en aquella situación. Apenas me cabía en la boca, pero en cuanto pude respirar, empecé a chuparla como si de un biberón se tratase

-        Qué bien la chupas cabrón!! – dijo Mike, mientras saboreaba su puro – No esperaba menos de ti. Y me agarró con fuerza la cabeza, para acompasar el movimiento.

Mientras Jack observaba con su cipote en la mano, esperando a que Mike le diese alguna orden. Su herramienta no era tan grande como la Mike, pero era bien gorda y estaba por encima de la media.

-   Vamos a  ponerte en pelotas, para que estemos todos más cómodos y podamos jugar mejor.

Me agarró con sus poderosos brazos como si fuese un muñeco y me tiró sobre el sofá. Se acercó y me abrió la camisa de un golpe, arrancándome la mayoría de los botones. Mientras me manoseba el pecho, terminó de quitarme la camisa y a continuación me ordenó que me quitase el calzado. Lo hice lo más rápido que pude y al terminar, me agarró los pantalones y me los sacó de abajo hacia arriba. Como no llevaba gallumbos, me quedé en pelota picada en menos de un minuto.

-   Umm, estás realmente bueno!!! Me parece que Jack y yo lo vamos a pasar en grande contigo.ba
Sin tiempo a contestar, volvió a cogerme y me tumbó sobre una pequeña mesa que había en mitad de la habitación.

-   Jack, vete preparando el ojete del cachorro, que lo quiero bien abierto para mí.

Jack, entró por fin en acción y obedeció sin rechistar. Se agachó ante la mesa y abriéndome bien las piernas, soltó un sonoro escupitajo antes que acercar su lengua a mi culo. Poco a poco fue repartiendo la saliva con ayuda de la lengua, antes de meterla en el fondo de mi ano. La sensación era brutal, con aquel animal trabajándome en culo, mientras gruñía de placer.

Mike, tampoco se estaba quieto. Con una mano sujetaba el puro que de vez en cuando se llevaba a la boca, para dar un profunda calada y soltar una espesa nube de humo. Con la otra mano, retorcía mis pezones, primero uno y después el otro, para que se pusiesen más duros si cabe. Y por si fuera poco colocó sus portentosos huevos encima de mi boca para que los chupase. Yo los atrapé como pude con la boca y me los metí enteros tirando de ellos. Mike soltó un bufido de placer. Una vez terminada la comida de huevos, volvió a meter su tremendo cipote en mi boca para que lo succionase, cosa que hice con mucho gusto.

-   Creo que ha llegado el momento de recibir tu primera follada, cachorro – y guiñó a Jack como dándole permiso para me penetrase.

Jack se lo tomó con calma. Una vez hubo humedecido bien mi ojete con su lengua, introdujo dos dedos y me dio un suave masaje. Pero a continuación, se puso de pie y después de soltar un bufido me penetró con la fuerza de un toro. Su brutal embestida me hubiera echado de la mesa sino fuera porque Mike me agarraba con sus poderosos brazos. El dolor que sentí fue tan intenso que no puede reprimir un pequeño grito de dolor, aunque no por ello solté el delicioso rabo de Mike.

-   Aguanta cabrón. ¿No querías caña? Pues ahí tienes caña – y soltó una carcajada, antes de dar otro chupada a su puro.

Jack seguía la suyo, follándome una y otra vez, a veces más suave y otras veces más fuerte, mientras en su hermoso rostro se dibujaba una maliciosa sonrisa.

De repete Mike, sacó su polla de mi boca y se giró 180 grados, dándome totalmente la espalda

-        Ahora vas a probar otra parte de mi cuerpo que te va a encantar – y bajándose más el calzoncillo blanco de algodón posó su enorme culo peludo sobre mi cabeza. La raja quedó justo encima de mi boca, por lo que rápidamente empecé a lamer su ojete.

-        Hostias, cabrón!! También saber comerte un culo sabroso como el mío. Si sigues portándote así de bien, te dejaré que metas algo más que tu lengua en mi agujero.

Yo apenas podía escuchar sus palabras en la posición en la que estaba y con el trabajo que tenía: aguantar las embestidas de Jack en mi culo y saborear aquel delicioso manjar que Mike balanceaba sobre mi cabeza

Así estuvimos durante varios minutos, hasta que Mike volvió a hablar con su voz enérgica

-        Creo que ya estás preparado para recibir mi tranca. Buen trabajo, Jack
Al pasar junto a mí, acercó su rudo rostro a mí cara y soltó una bocanada de humo. A continuación, acercó los labios y atrapó los míos, fundiéndonos en un beso salvaje, en el que nos comimos las bocas. Se reincorporó y se puso delante de mí con la polla bien tiesa. Sin mediar palabra, introdujo su puro en mi ojete y le dio un par de vueltas, antes de sacárselo y metérselo en la boca, saboreándolo lentamente

-        Umm, que rico está el puro después de pasarlo por el culo de un cachorro como tú. Pero bueno, vamos al tajo.

Y sin mediar más palabra, agarró mis dos piernas, las separó más todavía y colocando la punta de su pollón en la entrada de mi culo, dio un fuerte golpe de cadera y lo metió hasta dentro de una sola vez, hasta el fondo. Si la embestida de Jack había sido brutal, aquella me dejó casi sin respiración. Quería gritar por el dolor, pero me mordí los labios aguantando. No quería que aquellos animales me tomasen por un tipo flojo.
Mike sacó suavemente su polla y volvi
ó a meterla otra vez con fuerza, aunque ahora empezó a bombearme una y otra vez, como si estuviese poseído, mientras mordía el puro que tenía en la boca. Yo ya no sentía dolor, sino un intenso placer que estremecía todo mi cuerpo. Jack, mientras, observaba a mi lado, manejando arriba y abajo su hermoso tarugo

-        Cabronazo!!! Vaya culo que tienes!!! Es lo que mejor que me he follado en bastante tiempo… bueno, mejorando lo presente – y guiñó a Jack para que no se sintiese agraviado


No sé cuanto duró aquello, si minutos u horas. Yo estaba con los ojos cerrados, disfrutando como un enano, hasta que abrí los ojos y me encontré con la hermosa sonrisa de Jack, que había relevado a Mike en la follada con el mismo ímpetu. Este empezó a mordisquearme los pezones y sentí un intenso dolor ya que parecía que iba a arrancármelos. Se reflejó un pequeño gesto de dolor en mi cara y  Mike cambió los mordiscos por chupeteos. A continuación, empezó a chuparme la punta del rabo y poco fue metiéndoselo en la boca hasta atraparlo por entero. Al igual que con las embestidas le gustaba jugar duro y empezó a succionarme el rabo como si me lo fuese a arrancar. Pero poco a poco fue bajando el ritmo, hasta encontrar el punto perfecto.

De repente Jack empezó a empujar con más fuerza y su rostro empezó a desencajarse, jadeando cada vez más.

-        Así, mi campeón!! – dijo Mike a la vez que soltaba mi rabo – Dale toda tu leche a este cabrón.
Un sonoro gruñido salió desde lo más profundo de su garganta mientras su polla explotaba de mí en una corrida bestial. Jack seguí empujando y gruñendo, mientras Mike miraba la escena con su puro en la boca y con una amplia sonrisa en la boca.

Una vez hubo descargado su depósito, se echó sobre mí y empezó a comerme la boca de forma apasionada, mientras Mike acariciaba nuestras cabezas con firmeza, pero al mismo tiempo con cariño. En ese momento empecé a notar que un liquido caliente empezaba a mojar mi cara. Mike había apuntado su manguera hacia nosotros y había empezado a orinarnos.

-        ¡¡Joderos, cabrones!! – dijo Mike – aunque en realidad besarnos empapados era todavía más excitante para Jack y para mí

Mike terminó de soltar su chorro de pis y dándole a Jack una fuerte palmada en el culo, lo apartó de mí

-        Ahora quiero vaciar otro deposito, que lo tengo bien cargado

Se arrodilló ante mí y separándome bien las nalgas, me metió un dedo por el ojete. Se sacó el dedo con restos de la corrida de Jack y lo utilizó para lubricarme mejor. Cuando terminó con el ritual se puso de pies y después de darme un par de azotes en el culo metió su pollón dentro de mí. Esta vez la impresión no fue tan fuerte y además yo ya estaba dispuesto a recibir cualquier cosa.

-        ¡¡Pajéate mientras te follo!! – me ordenó con su vigorosa voz – a lo que obedecí sin rechistar y agarré mi tranca para menearmela sin parar.

Mike parecía poseído y su rostro mostraba su aspecto más fiero, mientras me bombeaba una y otra vez, como si fuese un verdadero martillo pilón. Bumb, bumb, bum…una y otra vez.

-        ¡Voy a correrme, cabrón! Disfruta de mi leche calentita – apenas pudo acabar la frase porque su pollón entró en erupción, inundando mi interior. Y aquello actúo como un resorte sobre mi polla, que soltó un chorretón de leche que casi llega hasta el techo.

Mike siguió bombeándome hasta que hubo vaciado del todo sus pelotas. Después sacó el rabo y esparció las últimas gotas de la corrida sobre mi pecho.

-      -    Ha sido increíble, cachorro, te has portado como un auténtico campeón

Jack se acercó y los tres nos fundimos en un beso que duro varios minutos
Esto ocurrió hace cinco años. Ahora Jack y yo somos pareja y vivimos juntos. Pero Mike nos visita a menudo y disfrutamos juntos, recordando aquella increíble primera vez.

PINONE

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanto está historia!